Nace el 24 de julio de 1931 en San Fernando de Montecristi, República
Dominicana. Creció en el seno de una familia tradicional, su
padre Juan María y su madre Faustina Cabreja, junto a sus 4 hermanos
vieron muy pronto sus aptitudes artísticas. Sus primeros años
transcurrieron en su pueblo natal y desde muy pequeño se mostró muy
activo, especial.
En 1937 la familia se traslada al pueblo de Loma de Cabrera, pero Juan
permaneció en Montecristi a cargo de su tia para poder continuar en la
escuela Rosa Smester. Es posible que su primera inspiración artística
fuera al pedirle èsta que le ayuda con la decoración de los muebles del
hogar. La búsqueda incesante del colorismo rural, lo acompañan a
su abstracción que lo proyectarán como pintor.
Sus bases intelectuales y artisticas fueron influenciadas
principalmente por el cerro conocido como ‘El Morro’, así como el
verde acentuado del ecosistema de las playas de Montecristi, el mar, el
coral, la pesca y su propio mundo conceptual que proyectaran sus
principales vivencias.
En 1945 el genio artístico de Justo Liberato reconoció su talento como
pintor por la II Exposición Intinerante de Pintura realizada por la
Zona Noroeste de la República Dominicana, dirigida por el Dr. Rafael
Díaz Niese.
A ráiz de este encuentro Plutarco se traslada a Santo Domingo donde
comienza sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes.
Insertado al ambiente capitalino y en la atmosfera artistica - al ser
estudiante de la Escuela Nacional de Bellas de Artes - demostró su
aptitud para introducirse en la formación de las bases de la pintura
dominicana, que en ese momento gozaba con parte de sus buena parte de
mejores exponentes participan ambos incluso (Don Justo y Juan
Plutarco), en la formación de una gran escena alrededor del ambiente
artístico de la ciudad: José Gausash, el maestro Jaime Colson, Hans
Pack y Paul Giudicelly… los trazos de valor incomparable retratan toda
una época de luminosidad y talento en la Zona Colonial de Santo
Domingo.
Se dirigió a España a finales de los años 50 a estudiar en la Real
Academia de Artes de San Fernando, en Madrid. De esta etapa es
que algunos de los críticos de su obra opinan que fue influenciado por
la técnica de Joaquín Sorolla y Gaughin.
Transcurría el año 1960 cuando fue seleccionado por el Secretariado de
Cultura y Turismo de la época para conocer el Museo de Arte Moderno
(Museum of Modern Arts – MOMA) de la ciudad de New York, entre otras
actividades de enriquecimiento. Esta estadía le sirvió para
recorrer otros lugares de riqueza artística, nutrirse y renovarse. A su
retorno a Santo Domingo, se le pidió realizara una cantidad
considerable de obras para el Hostal Nicolás de Ovando.
Es bien conocida su relación con el "marchand d´art" D. Roberto Nicolás
Nader, juntos pusieron en el mercado innumerables obras de arte
principalmente entre el transcurso de los años 70´ y 80´s siendo las
más demandadas sus famosas marinas, morenas y mercados. En el
plano comercial de sus obras, cabe también destacar su relación con el
coleccionista y soporte de la pintura dominicana D. Alejandro
Grullón.
Su obra abarca una amplia trayectoria, que incluye murales, cuadros,
exposiciones locales e internacionales desde que fue descubierto en
1945 (con 14 años) hasta el momento de su muerte el 25 de diciembre de
1994.

Imagen de la colección fotográfica de D.Pedro Haché.
"Plutarco Andujar es un artista enamorado de su tierra, atado a ella
con lazos tan estrechos, tan indisolubles, que es imposible pensar en
su pintura sin identificarla de inmediato con los paisajes y las gentes
del pais". Maria Ugarte
El 28 de mayo de 1983, la crítica de arte Marianne de Tolentino en su
revista de Arte Dominicano del periódico Listín Diario, le reconoce a
través de su trabajo ‘Un retrato al Libertador Simón Bolívar’ del cual
extraemos la siguiente ilustración: “debemos poner mucha atención al
entorno que sirve de fondo al retrato, cuyo dramatismo empieza desde la
elección de un gris plomizo como dominante cromático. Se trata de
un paisaje real alegórico, fragmento de la Cordillera de los Andes en
una atmósfera de tempestad. Un relámpago descarga el cielo; el
relámpago de la rebelión la libertad, la independencia. Detalle
pequeño que sin embargo constituye un punto focal, el caballo blanco
del ilustre jinete corre sin montura ni ataduras, crines en el viento
de la llanura.
Del crítico de arte dominicano Abil Peralta Agüero: ”Ningún otro pintor
dominicano había formulado una caligrafía de la luz como pensamiento y
estética, como bien lo ha expresado Plutarco Andújar en el reino
sensible de sus telas. En sus obras, la luz y el color constituyen un
acto de introspección psicológica, porque el artista logra apropiarse
del cálido misterio de su densidad visual, traduciéndolos a fenómenos
de luz y color personales, matizándolos y elevando ambos fenómenos
estéticos a niveles de sensibilidad tan profundos que en ocasiones
alcanzan niveles propios de una atmósfera cercana al mundo místico;
tanto cuando aborda la luz en luminosidad diurna, como cuando la expone
bajo su personal luminosidad nocturna.”